24 dic 2011

Campanadas


Tus relojes apuran mi premura
                               mi compás
no es la edad        es otra cosa
esa urgencia indiscutible de los dos
          por abrazar
en este frío inexorable
que se aloja en nuestros huesos
dejándonos las huellas de zozobra
              del viento de allá afuera
que nos quiere marcar
y dejarnos fría la cara
de su niebla
              su fatídica bruma.
 
El tic tac de tus horas me demora
los minutos
         los pasos mal dados
y ya no dejo huellas
sino siluetas del aire de mis pisadas
que se pierden en la arena de tu alma
más caliente que el desierto.
 
Mas queda siempre esa prisa
          la urgencia al caminar
al andar contigo pisoteando por la vida
el pasto de mis hojas
-y por eso mis letras están destruidas, tan putas-
no es la edad      es otra cosa.
 
Siguen sonando aquellos relojes
como campanas de iglesia
y por cada campanada es un recuerdo
         un llamado a la misa
de nuestro desencuentro. 
 
23.12.11.

Corazón peregrino


Mi corazón peregrino
tiene alma de vagar
por los rumbos extraños
de tus navidades

la cena no está lista
y no me quejo
sólo digo
que está hambriento
el corazón
de tanto y tanto
comer angustias

de tanto y tanto
beber los sorbos
del vino espumoso
de tu sentir

no sé quién nace
no sé escribir navidad
con mayúscula
será porque el champagne
hoy no tiene ni sabor

mi corazón de propósito
tiene ganas de cantar
villancicos de nostalgia
con estribillo desperfecto
para tus oídos 
de lucecitas de serie
que escuchan y apagan
mi son

mi corazón de desecho 
tiene alma de posada
de efímeros silencios
de demostraciones
de un amor que no es

mi corazón de año nuevo
tiene alma de brindis
tiene ganas de beber
del vino que hay en ti
que se derrama 
en las copas nocturnas
de mis ganas de 
doce uvas
o racimos 
de tu compañía

mi corazón peregrino
tiene alma de vagar
por los rumbos extraños
de tus navidades.

23.12.11.

20 dic 2011

Ansiedad de lunes

Este escalamiento de la angustia
este resbalo del sentir
me cala profundo en la mediocridad
                                 en la alevosía
de mi desazón
cómo se resarce la tranquilidad
cómo se me agrava este desvelo
que no sabe de quitar el insomnio
                          de mis ojos
                             de mis dedos
yo ruego por rezar
por hacerme la plegaria a mi medida:

que se corten las venas de mi pensamiento
que se pierda el recuerdo en la profundidad
que se resuelva el olvido
                             o sea que llegue
que se hundan las sandeces de mi amor

que la paz del desasosiego se jacte de terneza
que no exista tranquilidad en mi desorden
que se me torne idiota el alma
que la torpeza de mis manos
                         caiga ya en la soledad
que la memez de mis adentros
     pierda anhelos constantemente
que se me pierda la vida de un rato

y qué importa si mi rogativa no llega a los cielos
si en el umbral del desconsuelo sobra espacio
si en el sendero del poeta no quedan más versos
si de desdén se llena el tintero

se me doblega la oración y me importa un carajo
ya vendrán noches más duras
ya inventaré otra plegaria
ya se me irá la ansiedad de otro lunes.

19.12.12.

11 dic 2011

Semántica dominical

Categóricamente en otro sitio
    o sea fuera del terreno escabroso
de las metáforas

rescato aquel ruido
que se posa invariablemente
en mi pensar diminuto

me quedo en alma quieta
como quien practica el silencio

escribo amargura.
Calumnia.
Extradición.
Felicidad.
Crápula.
Hambre.
Crimen.
Lesa humanidad.
Nada.
Coca-cola.

Polvo de estrellas;

mis hojas
-más bien mi pluma
o mis dedos-
practicando
el grito
de desolación
de amor
o desahogo.

El daño mental de estas
palabras escritas
no da tregua.

Excarcela la razón
cualquier maldición
blasfemia u oración.

Escupo este verso
en este domingo
incondicional/ milonguero
diciembre doméstico
en que destierro palabras
de mis huellas
sabor cuerdas de
nylon/ metal.

Sabe a sufrir mi corazón
padezco estas horas
estos veinticinco minutos
sufro el comercial
de turismo de Uruguay

sobrellevo las ganas de mis ojos
de un jardín botánico
y una vida de letras
y alcoholes y pijamas
libros y holgura
de creatividad
amor y noches de sábado.

Ya no escribo más

y menos mal

que escribo
silencio.
Mudez.
Afonía.
Noticiario.
Carretera.
Aviones.
Dedos.
Pluma.
Papel.

Menos mal que escribo
coca-cola
y no cafeína
ya que ésta última
se trata
con guantes de seda
o pinzas.

Y

en la bravura de esta tarde
    sin algún poeta
    sin ti

me quedo en alma quieta
como quien practica el silencio
sigilosamente.

11.12.11.

28 nov 2011

Lo que hay

“Quién dijo que todo está perdido, 
yo vengo a ofrecer mi corazón”
Fito Paéz. 
 
Es lo tengo
lo que ofrezco
mis letras
mi religión de obscenidades
mi templo de herejes
el pálpito de mis ojeras
mis penas gastadas
las apuestas perdidas
    que todavía debo

mis letras
conflagración de drogas duras
intoxicación de alcohol
entrañas adulteradas

mi corazón es carne de cañón
a veces creo que los cuervos
vienen a por él
a veces pienso que sacuden el cielo
sólo porque mi corazón les molesta
o lo quieren comer
cuando apenas salen
ya no en uve de la pared blanca
con bordillo café
de la tierra sin suelo

yo no sé ustedes pero
a mí me parece que mi corazón
es apto para el desperdicio
apto para que los gusanos
salgan de otras carnes
otros cadáveres
y vengan y lo respiren
y lo consuman
y lo vomiten

mi corazón es carne de cañón
y así lo quiero
así lo quiero utilizar
así quiero que me ayude 
en esos días en que
nadie más mueve mis manos

así quiero que se quede

yo no sé ustedes
pero cuando 
los cuervos cantan
sé que vienen
a por mí.

29.10.11.

27 nov 2011

Arte poética II


Se confabulan
pluma, papel, manos y alma
se grita
se calla
se escupe
en líquidos del corazón 
espesos y oscuros
se dura un bostezo
se esconde la razón
se avivan las sombras
en paredes casi blancas casi ocres
se explota
se calma 
se vomita
en desechos de palabras
se convierte en poesía.

21.06.11

23 nov 2011

Blanco y negro ad infinitum

Nuestra primera intención
era hacerlo en colores:
una acuarela que hablara
de nuestros amores…

Pero ustedes saben, señores,
muy bien cómo es esto;
no nos falló la intención,
pero sí el presupuesto...”
Jorge Drexler.
I
Yo te miro a través de un prisma anclado a mi pasado.
Tú con los ojos metidos en la bolsa y yo que tanto pienso
le busco sentido a la sensación que se calcina en el cenicero
de mi vida.
Yo tan cansado de las noches obscuras y frías en días
de primavera, tú tan recostada en un camastro de indiferencia
tomando el sol de mi cariño sin saber que es dañino
para el cutis de tu alma.
Dame una señal, juega con tu cabello y sácame de este vacío...
Déjame guardarte en este insondable hastío, yo a veces 
te veo con el corazón en la boca que te imagino 
con dientes de insomnio y sueños de locura evanescente 
en el río de lo inmenso de tu sombra.

Tú que tienes el cenicero oxidado de nostalgia y los frascos 
vacíos de cerveza pero no de dolor, el líquido que escurre 
y que germina por cada burbuja que muere en tu lengua 
caducada, deshecha, poca cosa del amor.
Yo, tan torpe de los sueños, tan letra muda, tan Judas 
de abrazos perversos, yo tan sin remedio de estos vientos 
de noviembre; yo tan hostil, tan sinvergüenza, tan caso perdido;
por eso tú ya no me esperas, por eso, a decir verdad,
nadie ya nadie me espera a la sombra de mi soledad, 
ni siquiera de un árbol.
 
Y del árbol que no existe las raíces secas, y de las raíces 
las lombrices que mueren de hambre y husmean 
en los panteones para arrebatarle la comida a los gusanos. 
Pura carne, carne que al final no sirve para nada, 
somos una mezcla de fluidos cósmicos que constriñen 
los ladridos del dolor, que calcina, que culmina, elimina. 

Esta dicotomía va expirando, caducamos en las maderas 
podridas del muelle que ya no espera, quedamos anclados 
al navío que se hundió de pena y que solloza en el fondo 
de un mar con agua dulce, que no se bebe porque el agua 
de los mares de la incertidumbre es veneno, veneno que 
inyecto y que bebo y que inhalo, veneno que hace perder 
la conciencia y las letras y los acentos prosódicos 
de la historia guardada tras las costuras de estos labios perros, 
de estos labios putos, de estos labios sin fuerza…

Porque fueron de algún tiempo las manecillas tuyas, 
que ahora son de la nada. 
Y muérete de celos amada concupiscente, 
mirá vos cómo le doy besitos a la eternidad que bajo 
su máscara guarda la muerte, callada y hostil y salvaje, 
mirá vos cómo tengo una erección por ella, por esta 
soledad que no me cobra ni un centavo para seducirme, 
por esta amalgama angelical que no tiene nombre y que 
a diferencia tuya es de un solo hombre, ese hombre 
que se esconde tras las puertas fúnebres de mi apariencia, 
para ese hombre que se enamora de la calle y sus hedores, 
de las moscas y sus alas, de las mierdas de perro 
que se pisan sin darse cuenta.

Mirá vos y haz una rabieta, este que antes fue tu cuerpo, 
éstas que antes fueron tus letras, esta noche versan sobre 
cualquier escozor que me ataña, pero arde en el infierno 
de tu compañía falsa cuando son estas letras, las que 
diciendo que te aman, simplemente te desprecian.

Que te tienen tan vaciado en sus renglones, estas letras 
que te tienen como siempre frío y virgen de mis amores 
con vergüenza y sin pudor; tú que llegas de puntillas 
a mis ternuras y a mis desprecios, que pronosticas las lluvias 
de mi cielo ya sin nubes espesas y negras, que auguras 
las dulcísimas tormentas de sal, de restos de señora de Lot, 
con una precisión de ‘puta de lujo’ como dice Quique. 

Ve cómo es que no te espero ni en letras, cómo es que 
te quedas inédito de mis celos que no son, cómo por 
mis letras se asoman otros anunciándose, tú sólo 
te evaporas queriéndote quedar, algo similar al humo 
del habano mío.
Entonces me voy de mi cuerpo, me largo de mí, 
de mis no-remedios, de mis pecados mortales, me voy 
porque somos un par de cadenas oxidadas que ya 
no engranan ni por accidente, este alcohol del corazón, 
este elíxir de tormenta eso me queda y dos almas embriagadas 
de aquellos líquidos del corazón y los sueños frustrados.

Tú y yo a veces; dos muecas de aquiescencia, 
portadores del cansancio, discípulos de la desgana, inexpertos…

Y a qué triste mar 
irá a parar toda esta tinta azul
qué hojas quedarán huérfanas de ella
y de ti quedarán tan vacías

a qué esquina de la alcoba
arrojaré tu beso de mañana 
en cuántas partes tendré 
que dividir mi poema para 
que alguien lo lea

y a qué ramera/ atiborrada nostalgia
me he de arrojar...

Amor de navaja que me hieres,
súbita agonía rebajada en licores:
dime cómo te llamas 
y te diré quién eres.

II

todas las mujeres,
todas las mañanas.

Sólo enséñame el camino por el que saldrán mis entrañas
hacia las puertas del cielo del que será rechazado mi mente. 
Sólo dime, bella dama por qué estentóreo bosque 
habré de encontrar el canto del quetzal 
que en tu pecho descansa.
Mujer de todos los placeres que cree que me engaña, 
dime dónde conocerte para quitarte de encima el vestido 
de la muerta que se comió mis amaneceres. 
Oye tú cándida sábana de la mañana, ecléctica histérica 
que nomás no me atrapa. Soy tu cazador, tu mascota, 
tu musaraña. 
Dime ahora que no me quieres lo que te parece mi persona, 
porque cuando me quieras no acepto quejas, 
ni reclamos, ni ponzoñas.

Pequeña niña de las gotas de crema de café, 
embriágame con tu mirada. Pequeña dama de las suertes 
sin fe abrígame con tus aromas. 
No es que quiera rogarte que saques de mí el pasado 
que me detiene, sólo te digo que me des la oportunidad 
de quitarle el ácido a mis letras para llenarlas con la miel 
de tu entrañable corazón, que como el mío está dañado, 
que como el mío ya no llora, 
que como el mío ya no tiene ganas de creer...

Y el corazón no tiene ganas de creer
por esas formas geométricas tuyas,
tus maneras, tus dudas, tus métodos,
tus formas
porque qué manera tan pobre,
tan despreciable
de arroparme en mi intemperie
que es mi frío de vientos silentes
de cielos nublados
qué manera tan vil
y sarcástica
de arrimarme a tu orilla
a tu suerte -que es bastante-
y yo sin embargo me quedo a tu sombra
que cubre a la mía en esa pared verde
de pocos sustos testigo
de poca pintura distinta
es un honor, amor mío , 
no guardarte en mi colección de horrores
mucho menos en mi lista de indispensables
pero siempre te guardo sitio
en mi tarde, en mi hamaca
que me soporta el sueño
y los insultos de mi sueño no soñado
de mi irrisoria pesadilla
que me carga el cuerpo
y mi ego y el café frío y sin azúcar
y el puro de después
acompañado del horizonte
del paisaje del tercer piso 
a las casi siete de la tarde que no es noche
es un gusto tenerte aquí,
respirando mi humo que es blasfemia
que es herencia de mi abuelo
qué manera tan débil,
tan atroz
de pausarme en ti...

Y es que la pausa no se refiere a la detención del tiempo, 
sino al congelamiento de las arterías.
 
Porque aunque tú lo desconoces se detiene
en cada parte de mi cuerpo una imagen tuya
que concibe todas tus imágenes y tan triste
y tan solo y tan cabizbajo por saber que
aunque en mí se detienen tus proyecciones:
no poseo ninguna.


Ahora sólo calla y pasa con tus pasos pausados,
como tus imágenes, ahora pausa y pasa rozando
con tus mejillas el umbral de mi percepción
y ciérrame las puertas de tu gloria porque
es pecado desearte y no tenerte, porque es pecado
saber que no te amo, porque es pecado palpitar
bajo un ritmo y cantar en un tono acartonado
que nada vale y que nada genera como el estridular
de un grillo aplastado por el pie de un citadino
que no aprecia la naturaleza.

Alumbra calor de la mañana con tus luciérnagas

también mi madrugada, y mira cómo esta tinta virtual
va cediendo, y lee cómo estás letras se van estriñendo
y dejaron en el camino toda la mierda que les apretaba
y ahora como tripas flojas están un poco aguadas
esperando a que te adentres por todos los ductos
que conducen a mi centro y que harán entonces de ti
y de tu ser una almohada en la que se queden
babeando mis sueños.


Yo sólo soy un pagano, yo no puedo hacer nada,
este dueto está cantando a los veinte mil vientos
que susurran en los oídos sordos de esos amores
que nomás no quieren escuchar nada.


No es que sufra, no es que me esté dando por muerto,
es que son las letras la única manera que tengo
para seguir siendo, son mi Apocalipsis y mi amuleto,
de lo que llevo clavado dentro, de la cara de piedra
que te mira y del temor que transpiro cada vez que te encuentro.


Esto que tú no miras y que escribo y que releo,

es el panal de abejas que habrán de succionar tu polen
para mi alimento.

Fecha: 23, 24.11.11.
Autores: Ibeth Hache, Rolando Gómez.
De: Versos de otras tintas.
Especificaciones: Para los que quieran seguir leyendo al poeta, les dejo su blog.
http://citlalminatzin.blogspot.com

19 nov 2011

Hay que amar


“Hay que amar con horror para salvarse”
Mario Benedetti.

Amar con la poca conciencia
que Dios nos regaló
con la higiénica mentira
del amor al prójimo
 
amar las cosas
 
hay que amar con auténtica crueldad
amarnos las bondades taciturnas
de amarga intelectualidad
 
hay que amar con celos
de uno mismo
no del otro
 
hay que amar
los dedos del prójimo
las manos de la despareja
hay que amar la distancia
la lejanía tan cercana
que nos pone distintos
pero también parecidos
 
hay que amar escandalosamente
amar en cantidades industriales
amar hasta los codos
con una vorágine
digna de llevar a la praxis
 
hay que amar distinto
vestidos de insomnio
desnudos de sueños
pero amar un poco
o un mucho
 
hay que amar con pecado
o sea con exageración
 
amar de un rato nada más
amar las cosas
las semanas
los relojes
las cenas
 
hay que amar con desgana
con desesperación y azar
porque el amor no es un río
es un mar
donde las olas hacen de las suyas
y en cada golpeteo entre el agua
nos traen distancias
      nostalgias
         adversidades
y mimos nuevos
 
hay que amar repulsivamente
asquerosamente mucho
amar a mares
a enormidades
amar dantescamente
y horriblemente bien
 
hay que amar
y salvarse de los amores
de las virtudes del odio
de las delicias del desprecio
y los actos correctos
romper las reglas
de este violentísimo mundo
 
hay que amar nada más
solo eso
 
saber que amar es el único
cielo donde llueve
y hay tormenta y estruendos
pero que en ese cielo
también amaina la tormenta
y también hay luz
y se asoma por un rato el sol
 
hay que amar
con desprecio endemoniado
o sentir caducado
       pero amar
 
porque es la única manera
     de salvarse.
 
17.11.11.