24 dic 2011

Campanadas


Tus relojes apuran mi premura
                               mi compás
no es la edad        es otra cosa
esa urgencia indiscutible de los dos
          por abrazar
en este frío inexorable
que se aloja en nuestros huesos
dejándonos las huellas de zozobra
              del viento de allá afuera
que nos quiere marcar
y dejarnos fría la cara
de su niebla
              su fatídica bruma.
 
El tic tac de tus horas me demora
los minutos
         los pasos mal dados
y ya no dejo huellas
sino siluetas del aire de mis pisadas
que se pierden en la arena de tu alma
más caliente que el desierto.
 
Mas queda siempre esa prisa
          la urgencia al caminar
al andar contigo pisoteando por la vida
el pasto de mis hojas
-y por eso mis letras están destruidas, tan putas-
no es la edad      es otra cosa.
 
Siguen sonando aquellos relojes
como campanas de iglesia
y por cada campanada es un recuerdo
         un llamado a la misa
de nuestro desencuentro. 
 
23.12.11.

7 comentarios:

  1. El pasto de tus hojas es para cercarlo, dejarlo crecer, dejarlo sobrevivir, sabe como valerse por si solo, dejando que las malas hierbas crezcan junto a el, para conocerlas y explorar sus mundos insondables y cuando se harte de la opresion el mismo corte los tallos insensatos y asi vuelva regenerarse, a quedar libre mostrando gala de su capacidad para embelesarse! llamativa forma de compaginar el tiempo y el amor tu sabes que para que algo solemne ocurra los dos deben de hacer tregua! Como siempre REcibe mi Megasaludote de tripulante!

    ResponderEliminar
  2. Que bonito y triste a la vez

    ResponderEliminar
  3. Romu, qué te digo, siempre me dejan una gran sonrisa tus comentarios porque haces una reseña de lo que he querido plasmar, es un gusto que estemos conectados y sobre todo que me vengas a dejar tu valiosa huella por aquí.

    Yo te mando un mega abrazote.

    Ire, creo que la realidad así es.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Los tiempos son distintos, las almas planean en espacios diferentes, en la inteligencia de los corazones está en hacer que esos tiempos en algún punto se encuentren.
    Hermoso Ibeth

    ResponderEliminar
  5. Osvaldo, toda, toda la razón, esperemos que sean muy inteligentes esos corazones!

    Gracias.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Ibeth.
    Déjame decirte que sentí como que las primeras líneas me dolieron, será que tú hablas de un amor correspondido, y por desgracia yo vivo uno sin correspónder (o eso sentí y que quede claro, sólo al principio).
    Pero, que hermoso, tienes razón, he pensado lo vivido como momentos: caricias, besos, cafés, viajes, pláticas, lágrimas, comidas; como años: 3años exactamente, como días: mis quince que a la cuenta suman más de mil.
    Pero como campanadas, cada segundo como un recuerdo, me parece, como dice mi Eleazar (presumiendo de lo que carezco), otro nivel.

    Un abrazo y un beso enorme.

    ResponderEliminar
  7. Canelita, las campanadas son tiempo, puro tiempo con recuerdos.
    Pero no te apures por los amores correspondidos o no. Hay tantos hombres como pactos y algunos mejores! -como dice el buen Nacho-.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar