“No me llames cariño / no necesito caridad / ya no somos unos críos / ya está todo dicho / que cada uno siga su camino / cada uno en su lugar…”
Enrique Bunbury.
“ Este adiós no maquilla un hasta luego / este nunca no esconde un ojalá / estas cenizas no juegan con fuego / este ciego no mira para atrás…”
Joaquín Sabina.
No necesito el único “te quiero”
en la euforia
ni tu admiración cuando me lees
no necesito ni la virtud de saber
que el amor contigo es intratable
que no es posible
que no se halla en ti
ni el último beso de una serie de tantos
que no figuran ya
en ninguno de mis poemas
pues el “uno más”
ha quedado borrado
para siempre de nuestras bocas
no escondo mi mano si confiesas
que algún día tuve que ir en contra
de lo poético y encontrarte
o buscarte /
ese “uno más” es un recordatorio
a hacer una lista de olvidos
y no de besos
-que ejerzo religiosamente-
no hay por qué negar que
mi amor en ti se gestaba abundante
en las siestas, en el amor del cuerpo
-como en tu pecho florecía
ese latido inefable de mi paz-
-como un pedazo de mar
que se mueve calmo-
-o una carretera que simplemente
continúas en un auto
sin cambiar tanto la velocidad-
mas no todo mar es calma ni brisa tranquila
y tu pecho también me guardaba
tormentas, tempestades y
olas furiosas
ahora permanezco impasible
-como un trozo de madera-
pues no necesito de ti nada,
ni tus halagos fingidos,
ni esa palabra que jamás presentí
escribirla en un poema; “mentira”,
ni tu respiración
ni el mar de tu pecho;
euforia que me hacía desdoblarme
no digas más y métete en un cuento;
falso, absurdo, tragicómico, inventado…
vete frío como la pared
vete más de lo que ya te has ido
-¿cuánto más te puedes ir?-
-¿hay algo de infinito en ello?-
no te necesito en el trozo/instante
de creatividad y tranquilidad
que es mi cama
ni en los gemidos ni la intensidad
ni aquello casi lisérgico
de nuestros cuerpos
saliéndose de sí mismos
para encontrarnos enseguida
en una sola respiración; doble, inmensa
donde no sabíamos quién era de quién
y en esa vehemencia y a la vez mesura
cuando la sangre corre con calma
y palpita leve
y en este poco de tranquilidad
sólo puedo resumir:
no necesito más horas donde:
no queramos dormir,
-donde nos queramos comer el mundo-
-cuando no podíamos dejar de estar
a solas un segundo…-
hay un fúnebre silencio en este poema:
no necesito más de esas “horas”;
el tiempo no se puede tocar.
Veracruz , 2025.
No hay comentarios:
Publicar un comentario