24 abr 2024

Las nostalgias no se tocan

Apostabas a apretarme la nuca
con la mano dentro de mi pelo,
como quien se asiste de algo
con tanta fuerza para salvarse,
como a un trozo de madera en el medio del mar
en un ahogo / una asfixia,
-un beso de esos;
que valen por toda la química
de la farmacia-,
más antes y después 
nosotros:
dos aves que no dicen nada
en el filo de un cable de luz,
en una calle llena de silencio 
-pues los ruidos cotidianos
suelen ser silencio-.
Dijiste -escribes lindo en cantidad-, y después;
-Ibeth es mucha Ibeth-
a lo que yo diría; Ibeth es suficiente Ibeth.
Nunca supe si fuiste tú el causante
del mundo de tangos que me sé de memoria,
de tanto Charly, de tanto Fito, de tanto Andrés 
y esas tantas argentinidades 
que hoy inquietas ponen a trabajar mis dedos
buscando un viaje a Buenos Aires
con afán sólo de visitar esa nostalgia
nunca mortecina
y trasladarla de mi árbol de sauce en León 
a una noche en Constitución. 
¿Cómo describir esos días de contemplación?
-tenue psicodelia-
éramos tú y yo y bastante tiempo al lado;
los dos parados frente a la ventana, 
descalzos, soñando apenas, 
siempre la misma conversación 
tomando un mate y una tostada,
ver las montañas y fantasear 
sobre las rutinas de la gente que vive por allá,
en esas casas que se miraban pequeñitas
y lejanas en el medio de ese humo
mezclado con neblina y nubes pasando 
entre rayos de luz…
cuando me preguntaste qué tanto pensaba
mientras miraba profundamente un caminito 
en la montaña más grande y una señora
caminando por ahí: un puntito moviéndose
y avanzando al norte -tal vez producto 
de mi imaginación-
en mi cabeza corría -Eulogia Tapia en La Poma,
al aire da su ternura… mirando flores de alfalfa
sus ojos negros se azulan…- 
cuántas historias no me imaginé 
viendo esas montañas contigo a mi derecha…
y el sauce siempre quieto, dándonos sombra
y asombrándonos…
Nunca me he defendido de la melancolía,
muy al contrario, dejo que me ataque por la espalda a mano suelta / a traición de preferencia,
le pongo pasión y alevosía
a mi ausencia de defensa.
Leo mis cartas y me canso de escribir 
lo que dicta mi soledad,
pero también,
huyo de ti,
deseo que no me encuentre nunca más
la suavidad de tus manos 
ni tu beso húmedo en mi boca,
ni tu abrazo en mi espalda
ni tu beso en mi cuello,
andarás distante en mis nuevos sueños,
andarás lejos ya de mi vida,
te irás eventualmente,
ergo,
te pienso y te coloco en el cajón de siempre;
esta vez lo cierro por tiempo indefinido.

30 mar 2024

Aquello

Cuánto norte me ha costado
esta nostalgia en mi pluma,
cuánto sur,
cuánta carretera,
cuántos Gardeles y Joaquines,
cuánta lejanía y destino
-para entender el destino 
hay que darle tiempo-
algo se rompió,
algo quedó en el pasado;
-hago un silencio haciendo círculos
en tu espalda-
-fabrico un silencio integral
en el centro de tu ser-
-ejerzo mi oficio de observar,
con esta mirada que atraviesa todo-
y pienso:
después de contemplarte
desaprendo cómo irme,
ya no sé,
y en esa contemplación -sospecho-
no habrá mujer 
que sume tantos kilómetros
para ir a darte un beso,
no habré de encontrar
cómo hablar de vivir…
aquello que fuimos
qué grande está latiendo
en el tiempo-espacio
como algo que se pausa,
que deja de ser pasado
y a la vez no,
la calle que anda en mis pasos
me cruza a veces,
te dobla en una esquina
y nos encuentra,
el tiempo nos vierte en un calendario
que pasa muy a prisa,
todo se queda detrás
-y a la vez no-
a veces parece
que se queda para siempre
en un cajón del tiempo,
en un pedazo del espacio pausado
que parece estar 
en el medio del cielo…
no adorno los recuerdos:
ergo,
un día te fijaste en mi corazón
como en un abismo
-curioso, explorador, entusiasmado, 
dueño de un corazón tan cinco estrellas-
y un día supiste
cómo irte,
sin embargo,
es difícil sobreponerse
a tanta belleza,
a tanta poesía de esos días,
a aquello que no sé cómo llamar:
con tu posible primavera
me regalaste un jardín.


3 dic 2023

Zarpar

 “Más temprano que tarde en una playa mi corazón estalla listo pa’ zarpar a donde sea con espíritu abierto, apreciando el pulsar de cada estrella que para mí destella bien sabré vivir en altamar…”

                                                        David Aguilar.


En lo náutico de lo que soy 
hay peces que me saltan en el pecho
en lugar de mariposas
que sobrevuelan en mi techo
mi corazón camina descalzo
en arena blanca, blanca
cuánto azul en tu agua
cuántos lilas y naranjas en tu cielo /
motivos de mar 
urgencias de océano
en los pies / en las sienes
suceden medusas 
en lo marino de mi beso 
surcan hondo
en tu abundante marea 
me acuso de mi ser porteño
de saber surfear tus olas altas 
me acusas de mi ‘sincontrol’
de ser marejada y rompeolas
de mi dualidad;
lo marino y lo terrestre
mas 
no soy amiga de la tierra ni del cielo 
ni del agua 
ni me instalo en el dolor
ni abrazo las mareas 
ni cortejo la corriente
pues también voy de paso;
ni aterrizo ni me anclo
ni vuelo ni encallo 
paso por mi rivera
agua interior de mis poemas 
-entorno de cocos fríos con Ginebra 
y peces salvados- 
altamares, 
veleros mar adentro y afuera
pedacitos de agua saltando
en forma de gota, círculos, rayas
gaviotas entre otras aves de agua 
sombras al pairo
velas quietas
mi tiempo tapizado en poesía
lo felino de mis siestas
mi fúrica ternura;
mi andar es liviano
por la vida.

3 ago 2023

Tocar el tiempo


Hay un mar que se abre 
en las manos, 
se abre como un pajarito
que salvas y vuela;
un pez que se sale del mar
y no sabe cómo volver:
la clara definición de lo indefenso
aquél insistir por seguir, 
amar la mañana
también es un escalera hacia el abismo…
tocar el tiempo,
dolerte, 
soltarte,
no te van a caber más besos en la boca 
pues te he dado todos 
la tierra que nos une está intacta,
conociste mi manera de amar:
la menos ortodoxa,
la intensidad en su estado puro,
en lo breve de la vida 
se puede amar con toda el alma,
darte a la selva como un animal
que se arriesga y gana 
¿Cómo será que tu centro y mi sur se encontraron?
da miedo 
dan miedo los miedos,
¿Cómo se aprende a amar de nuevo?
¿Cómo transformar la tristeza? 
qué río leve está en tu pecho 
que sólo das calma
y yo…
alzo la mano 
para sólo tocar el tiempo. 

26 jun 2023

Postal

Nada queda en ese trozo de papel, todo es alquimia… / siento que ese tiempo que se fue no ha sido nunca nuestro…”
                                                      Luis Eduardo Aute.



Índices y pulgares 
haciendo un cuadro 
frente a la cara;
ver la vida pasar
reestrenar la sensación 
asomarse al tiempo atrás 
corregir recuerdos
repetir tantas veces 
hasta que funcione
seguir las instrucciones 
para no dejar que duela 
y equivocarme mil veces 
-el encanto de lo difícil-
tengo un puñado de tiempo
atrapado y no,
desafío mi autocontrol 
cada vez que giro a ver
nostalgiar
como actividad cotidiana
usurpando hastíos,
entre tanta belleza
se abruma toda explicación;
cuánto naranja en el mar
cuántos albores
cuántas flores frescas 
todos los días.,
ni siquiera estaba viva la muerte
cuando contar contigo
era un acuerdo invisible 
que no cabía en el silencio 
que hacía retorcer los finales 
y todo en desmedida
en la forma integral
y cada esquina y callejón
del amor 
en cuya fertilidad 
no sólo hay frescura y garúa 
sino piedras en el pecho
y afanes de hacer recuerdos
de hacer la vida 
con tanto voy y vuelvo
con esta buena salud 
de mi nostalgia 
quise morirme de poesía 
como Nicanor,
aún escribo de tu agua
para no secarme;
no soy un riachuelo 
para infortunio de mis agendas
siendo el océano que soy 
con tanta turbulencia 
quise lo absurdo de la desmesura 
postergando la razón 
pues no existe cosa
que no tenga límite,
pretendí enjaular 
una especie de infinito
que voló enseguida 
-escape inmediato
de jilguero de estas manos
incapaces de conservar
cualquier cosa- 
descolocarme en lo álgido
de alguna de mis palabras
pausar todo aquello
que sea sustancia 
de un buen recuerdo,
equilibrio de soledades 
sonrisa espontánea
con delgado viento en la sien 
un día cualquiera
por desgracia el mundo gira,
nada permanece
y los puentes se derraman.