Pienso calladamente
en esta sobra de tiempo del día
en tu presencia que se desborda
en la virginidad de la mañana
en esa comisura de luz de la sonrisa
en mí misma
en lo taciturno de mi nombre
cuando se escribe sin compañía,
desde los finales nuestros
la vida se aleja como si
no hubiera orillas
se arrima a los sueños que se pudren
se aleja de la sangre
de la tierra y la belleza
a primera hora y
desde que no estoy contigo
toda escritura se pierde
en un manojo de pobres oscuridades.
Me das lecciones y me acerco a tu verbo, crenado en mí otros poemas que quieren imitarte... peor no lo logro, sólo nacen otros desvencijados desde el poeta trashumante que soy
ResponderEliminarLo mejor es que aunque no lo logres creas siempre el verso que uno busca.
ResponderEliminarUn abrazo, poeta.