en un plano que se extingue
el sonido del aire al crear el puño,
la sangre, el amor, la huida,
la vida fácil
empezaba como sin edad dibujando
pirámides sobre el viento / sobre
tempestades que en su perpetuidad
se caían pronto, con el polvo,
el amor, los cuerpos, la luna fácil,
los trenes, el ronco del metal
perforando destinos, al almidón
en el corazón le llaman resignarse
y tú azul, bebé de saturno,
pensando en darle al mundo los
anillos de tus años, como edades de
secoyas, como el paso que se traza
vertiginoso ante la posibilidad de
despeñarse sin temores, oír el
silencio esparcido en una fecha
flexible incapaz de existir,
en tu ocaso buscás un nido,
un icosaedro, una cárcel,
unos párpados...
sembrás palabras de pudín de
chocolate, de oídos esponjosos.
Ya ves, vos empezás dónde yo
termino.
Acá solo quedan fantasmas,
soles callejeros cantando el tiempo,
ya sin la palabra y las escrituras...
tal vez ya no soy este día ese
pensamiento que crece en la memoria.
Ya ves, acá ya no quedan la misiva,
el poema, la prosa, la novela,
la voz en la cabeza.
De: Ibeth H., Nahuel.
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