deberé escribir las palabras
que resbalan de mi vida,
desde la importancia de
la perfección de mis sentires
extraño las manos que
se desentienden del tiempo
y tantean con ganas
lo que inexpresable grita
mi piel-poeta,
te miro en las fotografías,
te busco en lo viviente otra vez,
te digo: retrocede, te rezo
fascinada en la contemplación,
y te quiero otra vez separado de mí,
y después del desconsuelo
te pido que aceptes mi beso,
que juegues con él y
lo guardes bellamente
en tus sabores miel,
pues cuando sucede el beso
se entreabre el silencio
y entre todo eso está el mar.
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