en los catálogos de letras;
te insinúan con palabras azules,
con sueños de niños,
con revoloteos de nombres
las frases se disipan,
como quemadas
por paciencias infinitas
que apagan el lenguaje
yo aparecí divagantes poemas
en tu nombre
calladas / catastróficas pasiones
que dejaban huella
en hojas furiosas / en noches al revés /
en los trazos de bolígrafos baratos
y se me antojó escribir
-por ejemplo- un viaje,
mezclar aire con palabras,
describir -verbigracia-
"la belleza de una siesta tuya"
con la esperanza secreta
de que el eco del poema
sea más bello
que el retrato
quise decir -por ejemplo-
"la geometría del jardín
que cultivé en tu risa
la diseñé con lápiz, libélula y río"
escribiendo
"Las rosas son rojas porque
eres el sol de mi vida"
porque no hay poesía
que colme mi mano
ni religión que explique
la escasez de mi fe
en los sencillos terrenos letrísticos
más allá de mi deseo
con cara del mismo
tan siempre
quizás sólo quise decirte
"cuidad" o "perro" o "lluvia"
o -probablemente en forma de poema-
que "ojalá te diseñe la risa otra vez
como un viejo inventor de la guerra"
o tal vez sólo quise
germinarte la idea
de nuestra pertenencia
como una doctrina ortodoxa,
como un pensamiento inconsciente
que insiste en la memoria.
Sublime, como todo lo tuyo.
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