ella quería protegerte de
un silencio inmenso mío
yo pude imaginar esa palabra
pero nunca escribirla,
regarla como una semilla
para cosechar un río de líneas,
letras frágiles y fruta
o un jardín de tempestades,
ahora la poesía no surge de tus azules
a veces estalla incorrecta
en manos de otros
con la misma verdad,
con la misma mueca,
fracasé con la misma velocidad
de mi ímpetu pueril
pues traté de inventarla;
quería que tuviera sangre, color
y mordaza
pero las palabras se afanan
por hablar, tú lo sabes,
no supe a qué desierto
de mi memoria fue a morirse,
en qué momento dejó de moverse,
cuándo se perdió en un medio día,
pero cuando me olvidé
se resucitó a sí misma
como una escritura,
inquieta y repetida;
ahora te abraza en una página
y vuela como un eco,
habla, te dice chau.
Hay palabras que deberían se ser inventadas y convertirse en neologismos, por ejemplo: no me gusta que la palabra cursi se ligue con el enamoramiento.
ResponderEliminarYa entré en digresiones, jejeje que bien lo haces Ibeth, No sé si tus letras sean inmortales o resucitan cada vez que escribes pero de lo que si estoy seguro es que quizá más tarde que temprano siempre termino por la recomendación de mis sentidos el venir a tu espacio.
¡supermegaabrazototote de bloggeros!
Omar, qué gustazo como siempre tenerte acá, como es costumbre un halago tu comentario.
ResponderEliminar¡Un súperabrazote igualito!
Bella alusión al adiós contruido en versos
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