15 jun 2023

Intermitencia

 “Amaste una vez, ahora quieres destruir…”
                                                  Abraham Boba.



Soy el niño
que vierte cucharadas 
de veneno a un hormiguero
en un cuento de Cortázar, 
el Juan Darién 
que rompe el último lazo 
y regresa a la selva,
el pez que no muere 
por tu boca, 
el circo sin vinagre ni rosas
-sin lanzador de cuchillos
que trabaja de afilador-,
dada cualquier circunstancia 
ni negocio mis nostalgias 
ni se tocan;
a mi amor no se le desafía,
como me muero con intención
resucito sin querer 
entre suspensos distintos,
placeres y curiosidades;
en esa tanta intermitencia 
de escribir tu nombre 
y esa tendencia mía a la simetría 
de nombrarte en una hoja
por el placer 
de poner la tilde  
con la pluma fuente 
que tuve a bien recibir de tu parte 
y un asomo al corazón 
en el casi cerrar de tus sienes,
mas las hojas se rompen
y la tinta de las plumas se consume,
y se acostumbra uno
a otras geografías, a otras manos,
las mías: eternas alumnas 
de tu olvido
-de los relojes de tu mano-,
pues nunca sé cómo viene, 
pues poco se sabe de todo,
mientras tu vida 
parece efervescente 
la mía parece menguar
más que la luna
y en esa velocidad divergente 
hay rabia y dolor 
-me estás asfixiando
con tu libertad-,
cuánto egoísmo 
en mi amor,
cuánto abandono y nada
debajo de ti,
¿cómo desandar los pasos
que yacen 
en todo en el mundo
cuanto no caminamos?
y los pasos que sí;
ni Leones ni Manhattans,
ni Londres ni Parises
ni Varaderos ni San Telmos
ni fugas en Alcatraz;
encima de todo este mar
sólo estoy sintiendo;
eco de soledades,
ausencias furiosas,
palabras que duermen. 

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