Mírate
hasta hace poco
fuiste la gente de los pasillos
a veces las flores
todas ellas de los jardines verticales
fuiste
tan hermoso como un país
tan esa ternura
de una tarde lluviosa
con café veracruzano
tan eso rico en los olores
de café y tierra recién rociada de llovizna
mírate bien
y veme como una montaña
inmóvil mirándote
frotándote la espalda
para que no te duela
tanta letra que te escribo
todo eso es tan inútil
porque toda escritura
vale poco a observarte
en el descanso
porque también fuiste pared
de alguna estación de metro
y los boletos para un viaje
largo, largo,
porque pudiste ser Avellaneda
o Distrito Federal
porque fuiste las ganas de
querer resucitarte
o volarte la cabeza con
un revólver
hasta hace poco
fuiste esa ternura
y la gente pasando en Miguel Palacios
u otra cosa
u otra calle;
mírame,
no me entiendo a mí misma
estos días.
27 abr 2014
6 abr 2014
Insomnio
Hay un curioso cerrar de ojos
en el rostro
cuando no se duerme pero
tampoco se está despierto
ese latido en las sienes
insistente, vivo,
y el cabello no se adapta a
la almohada
no sirve rascarte un ojo ni una pierna
o alcanzarte la espalda,
todo eso es un sueño /
una vida en pequeño /
acostarte boca arriba a pensar
en nada y tensar la mandíbula
con ese estrés desconocido
que viene quién sabe de donde,
todo eso también es la vida;
cuando cruzamos las manos
adornando la cabeza cual diadema,
cuando asomamos un pie a la cama
fuera de la sábana
para sentir ese aire místico
de la noche y la vigilia,
los oídos pican a esa hora
porque albergan las palabras
que no quisiste escuchar,
por la misma razón llueven los ojos
y en todo eso está el insomnio
y es tan ubicuo, tan omnipresente,
está en la caricia de los pies limpios
entre la cama y las almohadas,
en la negrura de una noche
desvelada a punta de nada y cafeína,
en la tarde que piensas hará mañana,
en los ojos y las manos
de quién se despierta a tu lado;
de quien luchó en su sueño con
tu insomnio para que pudieras
dormir y esperar y encontrarle
en el descanso,
en lo rico de quejarse antes de dormir,
en el amparo del cansancio con cama,
en la lectura con lámpara
y las manos tocando piel o guitarra
y en todo eso se asoma la vida
a medias,
en la justicia de la conciencia limpia,
en el reírse de quien quiere hacer daño,
en el darse cuenta de la belleza escondida en la cotidianidad
que te masajea la espalda y te deja dormir,
cuando se duerme en tranquilidad
ahí se asoma la vida entera.
en el rostro
cuando no se duerme pero
tampoco se está despierto
ese latido en las sienes
insistente, vivo,
y el cabello no se adapta a
la almohada
no sirve rascarte un ojo ni una pierna
o alcanzarte la espalda,
todo eso es un sueño /
una vida en pequeño /
acostarte boca arriba a pensar
en nada y tensar la mandíbula
con ese estrés desconocido
que viene quién sabe de donde,
todo eso también es la vida;
cuando cruzamos las manos
adornando la cabeza cual diadema,
cuando asomamos un pie a la cama
fuera de la sábana
para sentir ese aire místico
de la noche y la vigilia,
los oídos pican a esa hora
porque albergan las palabras
que no quisiste escuchar,
por la misma razón llueven los ojos
y en todo eso está el insomnio
y es tan ubicuo, tan omnipresente,
está en la caricia de los pies limpios
entre la cama y las almohadas,
en la negrura de una noche
desvelada a punta de nada y cafeína,
en la tarde que piensas hará mañana,
en los ojos y las manos
de quién se despierta a tu lado;
de quien luchó en su sueño con
tu insomnio para que pudieras
dormir y esperar y encontrarle
en el descanso,
en lo rico de quejarse antes de dormir,
en el amparo del cansancio con cama,
en la lectura con lámpara
y las manos tocando piel o guitarra
y en todo eso se asoma la vida
a medias,
en la justicia de la conciencia limpia,
en el reírse de quien quiere hacer daño,
en el darse cuenta de la belleza escondida en la cotidianidad
que te masajea la espalda y te deja dormir,
cuando se duerme en tranquilidad
ahí se asoma la vida entera.
3 abr 2014
A ras de cielo
Omar no tiene planes
su nombre como de mar
le ha permitido no buscar a prisa
y esperar calmosamente
se ausenta de su apellido
se me pone de rodillas
cuando las palabras no le juegan
a favor,
yo le muerdo el beso y su boca
se hace dulce, deliciosa, una sandía,
siempre que vuelve me tilda el corazón,
es una distancia que permanece
a ras de cielo,
cuando caminamos juntos bajo tanta luz
no hay reflejos ni sombras que
colmen la tierra
su abrazo detalla la magnitud
de su ausencia cuando me falta
y me falta tanto siempre salvo en
mi porvenir,
sus besos se guardan al lado de mi memoria:
el primero inauguró la silueta del mar
y la ciudad se despertó en un estallido
de sol y mañana;
nos parecemos; tal es nuestra pertenencia,
la noche alumbra más cuando
come nuestros besos
que en verano saben mejor,
Omar imagina cosas indescifrables
para mí,
pero cuando nos encontramos
en el descanso, soñamos lo mismo
y no cabemos en el día,
Omar me trae siempre una lluvia de palabras
que yo nunca sé aprovechar,
él siempre dice que todo va bien
y lo oye el cielo.
su nombre como de mar
le ha permitido no buscar a prisa
y esperar calmosamente
se ausenta de su apellido
se me pone de rodillas
cuando las palabras no le juegan
a favor,
yo le muerdo el beso y su boca
se hace dulce, deliciosa, una sandía,
siempre que vuelve me tilda el corazón,
es una distancia que permanece
a ras de cielo,
cuando caminamos juntos bajo tanta luz
no hay reflejos ni sombras que
colmen la tierra
su abrazo detalla la magnitud
de su ausencia cuando me falta
y me falta tanto siempre salvo en
mi porvenir,
sus besos se guardan al lado de mi memoria:
el primero inauguró la silueta del mar
y la ciudad se despertó en un estallido
de sol y mañana;
nos parecemos; tal es nuestra pertenencia,
la noche alumbra más cuando
come nuestros besos
que en verano saben mejor,
Omar imagina cosas indescifrables
para mí,
pero cuando nos encontramos
en el descanso, soñamos lo mismo
y no cabemos en el día,
Omar me trae siempre una lluvia de palabras
que yo nunca sé aprovechar,
él siempre dice que todo va bien
y lo oye el cielo.
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