Pérez

Tenía la cabeza loca
el pensamiento tibio
cada tarde se paraba
en alguna librería
a regar sus quejas
por entre los pasillos
a veces se quedaba
y compraba uno o tres libros
se chupaba los dedos
después de comer
y le sabían a días muertos
a flor artificial.

Después de bañarse
se cortaba las uñas
a veces higiénicamente
a veces como guitarrista
y el corazón le olía
a sopa y sudor
aunque se lavara.

Llueves

Llueves, eres intemperie,
lo mismo el paraguas,
lo mismo el agua que sostienes
yo tiemblo ante tu risa,
tu ausencia es destino
me hago la sorda para no verte
y caes como las gotas,
tantas palabras brotando
como locas, cual lluvia,
pero en tu tono es distinto,
ah no es lo mismo en tu gesto,
y me gustaría comerte la voz poco a poco
como un algodón de azúcar azul,
esa voz que dice inútiles palabras
pero lo mismo las celebra
las acaricia con su lengua dulce
les concede un terreno
dentro de su boca.

Intento II

Fulgura, el reposo precioso
en las tumbas, el miedo,
los colores, la almohada
la lluvia, el beso
-soy el beso- que te ronda
la barba y se aprieta a tu mejilla,
los dioses que maldicen,
se retuercen en lo oscuro,
un vino, la boca de menta,
la vida en un cenicero,
las cenizas, el cabello,
todo eso soy,
mi pasado, mi nombre,
un acorde, la guerra,
soy la guerra y un desastre,
soy el agua y la imperfección,
soy mis gafas, el vértigo,
la llama, la lluvia, el dolor,
la piedra, el terror,
soy la noche, el éxtasis,
la salud, mi asma y el frío,
la dosis, la lengua que quema,
un laberinto, la música,
un viernes,
soy palabras, el límite,
la sangre, tu frente,
soy la risa, un ritmo,
un abismo a tu orden
que gozoso te sumerge.