"La vida me ha cambiado en un segundo extraño, demasiado brillo, demasiado impacto /
me ha venido grande para ser exacto, ya sé que no es para tanto..."
Leiva.
llenísima de tarde,
las tardes con sol y cielos naranjas
tienen cierta magia
algo casi irreal
algo casi lisérgico
la ventana del estudio
daba a un árbol bellísimo
un árbol singular y tranquilo
con aves siempre cantando en armonía
como las horas en las que
me sentaba a escribir
sintiendo el viento suave,
la nostalgia tiene siempre
algo de peligroso,
algo casi irascible,
algo casi ecléctico;
en su encanto guarda
la puñalada de infelicidad
que te clava en la espalda,
un desdeñoso acto
de arrojarte un preciso recuerdo:
ese instante que genera
una chispa
un olor
un suspiro legítimo;
mucho de mí se quedó
en esa casa,
mucho de mí se que quedó en ti,
abrazar esa idea
es bastante intolerante
porque me doy cuenta
del enorme fracaso
de dos vidas felices,
después,
qué se debe decir;
un departamento vacío
en el centro
o en el norte
y una voz,
ese cargar más pesados
los recuerdos,
todo lo decidido
tiene algo de poético
y respetable…
tengo muchas virtudes;
la mayor:
estoy en contra de la mesura.