6 feb 2014

Remembranzas

Qué beso me pusiste en la boca 
cuando empezaste a cantar jazz 
como quien respira 
yo estaba al borde
asomándome en tu vida 

yo te supuse cordobés
pero entre pelos de gatos 
y borracheras terribles 
no pregunté y cedí a ese frío húmedo
a las secuencias discontinuas
de nuestras charlas 
como si de verdad no cayéramos 
en lugares comunes 

tenías tanta musicalidad 
como los hielos que perecían
cada vez que movíamos nuestros vasos circularmente 
y era eso: musicalidad;
esa paciencia
el placer de rascarse un ojo 
era cómo poner los sentimientos en almíbar 

cuando me miraste pensé que tu mirada
era como fabricada para buscar un antídoto contra el dolor
yo qué sé tus historias 
pero te amé

yo no sé
pero en la bravura de alguna pesadilla poco importante
de centauros y bosques
creí verte entre sombras y árboles tristes
y nunca pude verte bien

aunque siempre me pareció que 
cuando hablabas sólo 
pronunciabas flores
y cuando
las guitarras nos desarmaron y las cervezas 
te supuse cordobés tantas veces 
pero lo mismo del mundo 
y qué suerte
no es cosa de enojarse 
que no te amé con toda el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario